Revista Cero

Carmela Jeria Gómez (1886–1966): El oficio tipográfico y los albores del feminismo obrero en Chile

Autora Camila Ríos Palma. Reseña Diseñadora, Universidad de Chile. Coautora de proyecto “La Alborada de Carmela Jeria Gómez. Investigación tipográfica en torno al primer periódico obrero feminista de Chile (1905-1907)”. Ilustración Constanza Sepúlveda.

Fotografías: Isabel Valle

Nacida en Valparaíso, el 16 de julio de 1886, Carmela Jeria Gómez fue una obrera tipógrafa chilena que con tan solo diecinueve años se posicionó como una de las pioneras dentro de la lucha feminista por su labor en la prensa de mujeres a través del mundo de la tipografía. A los catorce años comenzó a ejercer cómo tipógrafa y en 1905 se convirtió en fundadora y directora de La Alborada, el primer periódico obrero feminista del que se tiene registro en Chile.

La Alborada, periódico autoproclamado “defensor de las clases proletarias” —más tarde “femenino” y posteriormente “feminista”— vio la luz en la primera década del siglo veinte en Valparaíso. En él, Carmela desplegó por completo su faceta como periodista y activista política vinculándose con figuras tales como Eloísa Zurita y Esther Valdés; su publicación es clave para analizar el impacto que representó en ese entonces la prensa obrera escrita por y para mujeres. 

 

Al poner en marcha su publicación, Carmela fue cuestionada por su empleador y despedida de la imprenta donde había trabajado por cinco años. Se vio en la encrucijada de mantener su trabajo o continuar con la publicación del periódico; la defensa de aquello que consideró como propio fuera del espacio privado y que denominó como su “hoja de laurel”, representa uno de los avances imperceptibles que en 1905 alcanzó la mujer obrera.

A un año de la publicación del primer número de La Alborada, Carmela era una figura conocida y su alcance no solo se limitaba a la ciudad de Valparaíso, sino que Santiago y Antofagasta también vieron emerger su figura a través de su labor propagandista por la emancipación de la mujer chilena. En esos años ya se pensaba en la posibilidad de atribuir a su propaganda la emergencia de nuevas figuras femeninas en la esfera pública que seguían sus ideales reivindicativos. 

El particular talento que tenía Carmela para la disciplina tipográfica no solo estuvo restringido en la aplicación de su talento en el periódico. Si desde los inicios de su accionar propagandístico hizo hincapié en el ideal de instrucción en el que debía incursionar la mujer para alcanzar el tan anhelado adelanto, con el tiempo vio en el oficio tipográfico una salida para lograr instruir a las mujeres, dándoles herramientas que les permitieran educarse y a la vez generar una fuente laboral que, por lo demás, siempre fue muy poco abordada por mujeres. 

Hacia 1907, culminando lo que fue su periodo álgido de actividad pública, Carmela organiza en Santiago la Sociedad Periodística La Alborada, dando forma a lo que había postulado años anteriores: la instrucción como única forma de avanzar en la lucha contra el capital. Con la conformación de esta agrupación de mujeres, Carmela no tardó en iniciar los planes para poner en práctica la instrucción femenina, la cual pensó a partir de dos grandes medidas: en primer lugar, una serie de acciones que permitieran acercar a las mujeres a la lectura y escritura y, en segundo lugar, instrucción femenina a partir de la enseñanza del ramo de tipografía, instalando un taller especial de impresión que sería atendido por las propias obreras.

Desafortunadamente, esta iniciativa ocurrió muy próxima al fin de la publicación de La Alborada, razón por la cual no existen registros de que este proyecto haya prosperado. Y a pesar de que solo queda el testimonio escrito, la existencia o no de un taller de tipografía gestionado y puesto en marcha solo por mujeres obreras queda en la incógnita. En cualquier caso el proyecto gestado por Jeria da cuenta del proceso de feminización del trabajo tipográfico.

 

«Carmela no tardó en iniciar los planes para poner en práctica la instrucción femenina, la cual pensó a partir de dos grandes medidas: en primer lugar, una serie de acciones que permitieran acercar a las mujeres a la lectura y escritura y, en segundo lugar, instrucción femenina a partir de la enseñanza del ramo de tipografía, instalando un taller especial de impresión que sería atendido por las propias obreras».

 

En 1908, a través de una crónica publicada en el periódico La Protesta nos enteraremos de que Carmela se encuentra enferma y se incentiva la realización de una colecta para ir en su ayuda. Durante ese mismo año, la revista La Palanca detalla el delicado estado de salud que sufre y revela la destrucción de su hogar y una serie no interrumpida de desgracias como las razones por las cuales cesó la publicación de La Alborada.

El trabajo realizado por la historiadora Isabel Valle nos permite completar la reseña de la tipógrafa hasta el final de sus días. Carmela se casó con Manuel Schuman Hasin, un inmigrante libanés refugiado de la Primera Guerra Mundial que se instaló en Chile. El matrimonio Schuman Jeria tuvo siete hijos, cuatro hombres y tres mujeres. Además, como abuela, Carmela se hizo cargo de la crianza de una de sus nietas, Sonia, hija de su primer hijo; quien tomó los apellidos de sus abuelos.

Tiempo después de verse alejada del mundo que alguna vez la reconoció como activista, retomó el oficio que la acompañó toda su vida y en Santiago trabajó hasta avanzada edad en la labor de tipógrafa que por tantos años cultivó. Incluso, en la década de 1950, cuando Carmela habría de bordear los setenta y cinco años, aún se encontraría activa laboralmente. En los últimos años de su vida la veremos recorriendo múltiples imprentas del centro de la ciudad de Santiago desenvolviéndose como tipógrafa y linotipista.

Finalmente, Carmela fallece en 1966, diez años después de haber enviudado de Manuel. A los ochenta años termina la vida de la “novel guerrillera porteña”, a quien le bastaron solo dos años de sus ocho décadas para instaurar su legado en la historia de la lucha feminista chilena y marcar un precedente en el accionar de la tipografía como un espacio de lucha y desarrollo cultural.

 

Referencias bibliográficas

— Illanes Oliva, M. A. (2012). Nuestra historia violeta. Feminismo social y vidas de mujeres en el siglo XX: Una revolución permanente. Santiago, Chile: LOM Ediciones.

— Jeria Gómez, C. (1905-1906). La Alborada. Valparaíso. Chile

— Jeria Gómez, C. (1906-1907). La Alborada. Santiago, Chile.

— Valle, I. (2014). Una de tantas. Trayectoria vital de una luchadora social en los albores del siglo XX en Chile. Mora (UBA), 22 (2). http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/mora/article/view/3933



Carmela Jeria junto a sus dos nietas en el Balneario Las Torpederas (Valparaíso, enero de 1946). Fuente: Isabel Valle (2014).

Carmela Jeria junto a sus dos nietas en el Balneario Las Torpederas (Valparaíso, enero de 1946). Fuente: Isabel Valle (2014).

Carmela Jeria con Manuel Schuman, su esposo, en el matrimonio de una de sus hijas, Fátima. (Santiago, 25 de noviem- bre de 1950). Fuente: Isabel Valle (2014).

Carmela Jeria con Manuel Schuman, su esposo, en el matrimonio de una de sus hijas, Fátima. (Santiago, 25 de noviem- bre de 1950). Fuente: Isabel Valle (2014).